Alas para qué las quiero.
Es momento de hablar de la parte no grata del emprendimiento, esa parte que no creemos que existe, para la cual, tienes que estar preparado porque cuando ésta llegue, debes enfrentarla mirándola directo a los ojos.
Hablo de esa parte que a través de miedos y frustraciones intentará detenerte, como aquella noche ese iceberg detuvo al Titanic, y esa misma que, sin embargo, te reta a ser mejor día a día y que, cada vez que le ganas una batalla, te acerca más al éxito.
Al entrar en modo emprendedor, como bien lo pudiste leer en un artículo anterior, (“Cambio de chip”) debes cambiar el chip y evolucionar para ver las cosas desde otra perspectiva, comenzar a ver problemas como oportunidades, arriesgarte a jugar a tu favor con cada situación que se presente en tu vida. Es por eso que hoy, quiero acercarte a las situaciones que puedan llegar a confundir tu percepción en el proceso de esta nueva aventura.
Cuando comiences tu proyecto ten en cuenta que no existen ideas millonarias que no necesiten pulirse o cambiar radicalmente en el proceso de desarrollo. Sé asertivo, escucha a tu alrededor y filtra lo que sirva para hacer crecer tu idea de negocio. Las personas que se convertirán en tus clientes no piensan como tú, no les dan el mismo valor a las cosas como tú lo haces, por tanto, acércate a ellas y sé humilde al comparar la problemática que quieres solucionar con tu idea, teniendo en cuenta que, a raíz de esto, pueden surgir comentarios o situaciones negativas que no te deben frenar. Ten tu objetivo claro y perfecciona tu idea.
Al comenzar una nueva aventura en el emprendimiento, debes renunciar a la idea de que “mereces ayuda, porque tu idea de negocio es especial”. El sueño es tuyo y tú debes llegar a él. Con lo anterior, no me refiero a que esté mal pedir ayuda o entrar en proyectos de apoyo en el gobierno, sino a tener en cuenta que no es obligación de los demás ayudarte, ni siquiera a ser solidarios contigo. Tú debes de conseguir con tus propios medios las herramientas, conocimientos o inversiones que te llevarán al objetivo que deseas. Recuerda que, así como tú no estás dispuesto a regalar tu tiempo, los demás tampoco.
No esperes a salir con tu producto/servicio hasta que esté completamente detallado, date la oportunidad de equivocarte con poco, e ir cambiándolo en el proceso. Si esperas a solucionar todo y después probar si les gusta a tus posibles clientes, te dará muy poco margen de error (sobre todo si hablamos de una la inversión grande), te recomiendo ir experimentando y puliendo poco a poco tu idea en el camino. Hay muchos más negocios que cierran por falta de clientes, que por errores en sus productos/servicios. No hay mejor manera de perfeccionar tu idea que en la marcha. Haz planes estratégicos con los que puedas salir con un mínimo viable y crécelo en base al éxito y, por favor, no le tengas miedo al fracaso, ya que será un aliado poderoso en tu trayectoria pues, te demostrará de una manera muy real lo que debes mejorar.
No hay personas, proveedores o socios mágicos que arreglarán tu negocio. Nunca habrá un tercero que llegue a dar éxito a tu proyecto. Si esperas a que alguien llegue con capital, ayuda estratégica o algún otro beneficio, creyendo que eso será la catapulta a la meta, estás equivocado. Todos estos beneficios serán medios que irán surgiendo durante la trayectoria, con base en los avances que has ido ganando poco a poco. Una vez que dichos apoyos lleguen, debes de estar preparado para tomar las decisiones correctas. Nadie te dirá cómo conseguir el éxito, ni tampoco te entregarán “las 10 claves para no fracasar”. Fracasar no está mal, lo que está mal es seguir haciendo siempre lo mismo queriendo obtener resultados diferentes, o bien, creer que el problema está fuera y no dentro del proyecto.
Las personas no son herramientas o escalones. Nunca veas a un colaborador, cliente o inversionista como un escalón que te llevará al éxito. Crea un buen equipo de trabajo, aleja el ego de tu proyecto (y de ti). El “yo puedo hacer todo” o “nadie debe saber más que yo” será la peor ancla que puedas usar para el desarrollo del proyecto. No compres perfiles, invierte en personas y tus resultados serán mucho mejores.
El único responsable del éxito de tu negocio eres tú, si lo postergas, si lo aceleras o si éste nunca llega, depende únicamente de tu compromiso con él. Así que, toma ese par de ideas que tienes, fabrica tus alas y vuela tan lejos como quieras llegar. Te prometo que no te arrepentirás.
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