Una buena idea, no es sinónimo de éxito.

Aterrizar una idea de negocios. De la idea, a la ejecución.

En el mundo emprendedor, es habitual comenzar un proyecto creyendo que nuestra idea es la mejor. La dura realidad llega tras haber dejado todo nuestro esfuerzo (y muy probablemente dinero) y las cosas no son como las habíamos pensado.

Uno de los errores más habituales en el mundo del emprendimiento, consiste en la etapa de validación. Aquella que, por más que escuchamos que es necesaria, no siempre le damos la importancia correcta. ¿Eres de los emprendedores que cree conocerlo todo de su mercado porque has estado con él en innumerables ocasiones, porque has probado los productos o porque tú también tuviste esa necesidad que ahora pareces solucionar mejor que nadie? Quizá no lo conozcas tan bien como pensabas. Primera regla: Uno no es el mercado.

Asumir: el mayor de los pecados de todo emprendedor.

En mi experiencia dentro del emprendimiento, he sido testigo de innumerables casos en los que, ideas magníficas han caído por una terrible ejecución. Más allá de la operación diaria, me remontaré a una ejecución de primer nivel: el aterrizaje de la idea de negocio.

El proceso del aterrizaje de una idea de negocio, no sólo contempla aquel periodo en que escribimos en una hoja de papel todo aquello que quisiéramos hacer. No es una respuesta que nos daremos nosotros mismos, o nuestro círculo más cercano.

Esta etapa involucra tener claridad en lo que queremos solucionar, por qué, para qué, para quién y, mejor aún, si esa idea, es igualmente percibida por el mercado, como un producto deseable, necesitado y viable.

Aterrizar una idea de negocios, implica escuchar a quienes creemos son nuestro mercado potencial y “ponernos en sus zapatos”, con lo cual un mapa de empatía nos puede ayudar a comprender y experimentar lo que está viviendo ese posible cliente.

A diferencia de lo que antaño parecía solucionarse con un estudio de mercado tradicional, las dinámicas actuales y el ritmo acelerado de la evolución de ideas y necesidades, requiere procesos más activos para llevarlos a cabo.

¿Entiendes a tu mercado meta, el mercado en el que estás inmerso y las tendencias hacia dónde va la industria?

En el aterrizaje de las ideas, entender al mercado de la competencia y la industria en la que está ubicada nuestra idea es clave para precisar las posibilidades que tenemos y comprender qué nos comienza a hacer diferentes antes los demás.

¿Qué te hace especial?

Si ahora mismo tienes una idea de negocio, pregúntate: ¿cuánto tiempo te llevaría encontrar en Google a alguien que resuelva la misma necesidad que tú?, ¿por qué eres mejor que esos resultados?, ¿por qué alguien habría de elegirte a ti?
Si tu respuesta apuesta por el precio, tu negocio tiene altas probabilidades de estar en problemas muy pronto. Son pocas las empresas que pueden andar con esta bandera como su principal diferenciador y para llegar ahí, tendrían que haber pasado por un esquema de escalabilidad que les permita llegar a esto y permanecer a largo plazo.

Encuentra valor real para tu mercado.

¿Qué estás haciendo distinto que te haga sobresalir y dar un valor único en lo que nadie más se ha especializado?, ¿qué adquiere alguien al comprar tu producto? ¿qué adquiere emocionalmente?, ¿qué obtiene ante su círculo de influencia?

Como podrás darte cuenta, los productos y servicios no se limitan en dar únicamente el fin para el que fueron creados. Una propuesta de valor, va en función de toda la suma de elementos y acciones que hace la empresa para generar ese efecto especial.

Una buena idea no asegura el éxito de una empresa si no tiene una buena ejecución, y yendo más allá, si ésta no permanece en el tiempo o no se protege para los cambios en la industria, con una innovación constante.

Hualiz