¿Se nace para ser emprendedor?

Por: Francisco Uribe

Un día más ha pasado en el calendario, el reloj marca las 18:05 y Fátima se levanta de su silla, acomoda un par de carpetas en su cajón y, por algunos segundos, las mira fijamente con repudio al pensar que el lunes seguirán ahí esperando a que terminé ese par de pendientes, que tiene más de 4 días postergando. Un par de meses atrás, Fátima había caído en cuenta que, a sus 35 años no estaba viviendo lo que ella quería y que su vida profesional no tenía el progreso que ella deseaba. 

Aquella tarde decidió caminar y tomarse un helado como premio de consolación, esperando que ese postre le regresara la alegría perdida durante sus labores. Una vez estando en la nevería, pidió su helado favorito y observó todo el proceso, disfrutándolo desde el momento que toman el vasito, abren la vitrina y comienzan a servir el helado. En ese momento, Fátima tuvo una pequeña idea que retumbó en su cabeza: “¿y si pongo una nevería?, Siempre me ha encantado esto de hacer el helado y me considero buena con el servicio al cliente.” Paga el helado y emprende a un paso lento el camino a su casa. En cada cucharada la idea de poner su nevería le hacía más sentido. Al terminar su helado se dio cuenta que estaba a un par de cuadras de su casa y comenzó a hacer cálculos a groso modo de cuál sería la inversión económica que debería hacer para materializar ese sueño. Alrededor de las 10 de noche, ya tenía un plan para emprender su idea. 
Por la mañana, Fátima se encontró con sus amigas para desayunar y les platicó sobre la idea de emprender su negocio de helados. Al comienzo, María y Sol, la escucharon con cierto grado de incredulidad, sin embargo, mientras más hablaba, dando detalles de la inversión, los diferenciadores que tendría su heladería y hasta la posible ubicación de un local, se dieron cuenta que era en serio. Al finalizar les pidió su opinión y, María, de manera casi automática, le comenzó a hacer preguntas sobre los posibles riesgos que podrían surgir, resaltando el hecho de dejar un empleo estable con prestaciones que le facilitaban la vida en muchos aspectos, desde la cercanía a su casa, sus actividades y el sueldo fijo que recibía; parecía que María descargaba una metralla sobre aquel pequeño sueño que no había cumplido ni 24 horas de nacido. Por su parte, Sol sólo observaba a Fátima responder con el rostro iluminado al hablar de este proyecto. Finalmente, María hizo una pregunta que Fátima no supo responder: ¿Crees que tienes todo para ser una empresaria? 
Un silencio invadió la conversación y Sol, por fin opinó: Fátima, tengo más de veinte años conociéndote y siempre he visto que cuando te propones algo lo logras. Creo que nada en la vida se hereda o se trae de cuna, todo es cuestión de esfuerzo y perseverancia. Fátima miró a sus dos amigas y añadió: Denme oportunidad de planear esto algunos meses, pero tengan sus agendas listas, ya que serán las primeras en probar mis nieves. 
Mi estimado amigo de batallas interminables, espero que estés muy bien. Hoy quiero tocar un tema que, personalmente, me parece muy importante y que puede llegar a generar ciertos puntos encontrados. 
Si a ti te preguntarán: ¿Crees que cualquiera puede ser emprendedor?, ¿qué responderías? 
Hace poco tuve la oportunidad de platicar sobre este tema y creo que hay muchas variables que definen la respuesta final. Sin embargo, aunque existan situaciones especiales para ser emprendedor y que hay caracteres que pueden facilitar la transición de empleado a emprendedor o empresario, creo que todos podemos ser emprendedores y, con el tiempo, convertirnos en empresarios pues, lo único que se necesita es tener un objetivo claro, preparación y perseverancia.
Después de hablar con algunas personas, pude descubrir que hay tres puntos determinantes para ser un emprendedor:
  • La edad.
  • El perfil profesional. 
  • La experiencia.
No obstante, existen numerosos ejemplos para desmitificar cada uno. Tal es el caso del Coronel Sanders, fundador del restaurante de comida rápida KFC, quien tuvo éxito cerca de los 60 años de edad. Por el contrario, se encuentra Elon Musk que conoció el éxito con PayPal cuando tenía menos de 30 años de edad. Para los puntos de perfiles profesionales y la experiencia, hay muchísimos casos de personas que estudiaron carreras que no tienen nada que ver con ser empresarios y ahora tienen grandes empresas que comenzaron con un pequeño, pero ambicioso proyecto. La experiencia, se gana con el tiempo, pero también puedes acelerar ese proceso si apuestas en grande, te preparas y crees en ti. 
Creo que la única verdad absoluta es que no se nace para ser emprendedor, empresario o empleado, se nace para ser feliz. Tú puedes decidir qué ser en cualquier faceta de tu vida, basándote en lo que te produzca bienestar.
Me despido por esta ocasión, pidiéndote que cualquier decisión que tomes sea elegida para lograr tu felicidad y que nunca dejes que el miedo y la incertidumbre decidan por ti. Recuerda que como decía Vidal Sassoo: “El único lugar donde el éxito viene antes que el trabajo, es en el diccionario” 

Hualiz