¿Qué es innovación?

Por: Libia P.A.

En los últimos años, este término se ha vuelto muy popular y mencionado en distintos ámbitos, considerándose no solo algo a la vanguardia, sino una necesidad. 
No es de extrañar que las empresas tengan la preocupación de mantenerse vigentes y afrontar los cambios, no solo de la tecnología, sino también de las sociedades modernas y nuevas generaciones. Esta inquietud les ha hecho preguntarse si realmente lo necesitan, si es un tema de nichos, de tecnología o de hacer cambios radicales. Esta desinformación ha llevado a muchas otras, a no tomar acción y permanecer en una zona estable, pero “segura”; innovar, no tiene que ser un proceso doloroso o sufrible, sino todo lo contrario: Innovar, es divertido y puede ser un beneficio altamente redituable. 
Si partimos de la RAE, tenemos que innovación es: 
“Creación o modificación de un producto y su introducción en un mercado”. 
Esta definición, aunque puede ser correcta, no deja de ser limitada. Cuando hablamos de innovación en términos de competitividad, nos referiremos a aquello que reúne cinco características claves: 
1) Que resuelve una necesidad o causa un impacto positivo. 
2) Que es deseado por al menos un nicho de personas. 
3) Que puede aportar un beneficio económico para quien lo ha desarrollado. 
4) Que reúne algo diferente o un proceso distinto a lo habitual. 
5) Que permanezca en el tiempo (el mayor tiempo posible). 
Tanto el punto 1, como el 2 se ven reflejados en la disposición que las personas tienen para comprar o adquirir dicha innovación, así como en la factibilidad y viabilidad del desarrollo del mismo. 
Innovar no es solo tener buenas ideas. 
Aunque estamos acostumbrados a que innovar es un sinónimo de la genialidad, las buenas ideas son solo una parte de todo el proceso. Una buena idea no siempre tiene el resultado esperado cuando se contrapone con las necesidades del entorno, con la forma de realizarse, con los márgenes de utilidad, con la deseabilidad o bien, con cuánto tiempo tiene antes de ser sustituido por otro recurso. Las buenas ideas, también tienen que probarse.
Innovar no es sinónimo de ser radicales. 
En innovación, no siempre se trata de hacer un cambio de 180 grados. Existen distintos niveles y enfoques que pueden ayudarte a mejorar algo (innovación incremental) o a crear cosas completamente distintas (innovación disruptiva). Las necesidades de tu mismo entorno te darán la pauta, al igual que las posibilidades que tienes para desarrollar algo nuevo. Sé consciente que cambios pequeños en ocasiones, pueden hacer innovaciones sorprendentes.
Innovar no es una labor solitaria. 
El proceso de innovación conlleva la relación de distintos entes; un proceso solitario, solo podría generar buenas ideas, pero estaría falto de validar si en realidad lo son. La colaboración, hace posible el desarrollo de todas las etapas de la innovación hasta su realización final y medición. Si no te sientes suficientemente creativo o genio, no está mal, muchas de las mejores ideas han sido gestadas en procesos de ayuda e intercambio de inquietudes. El ecosistema de innovación en tu empresa es clave, favorecer el entorno y las condiciones para que todos los colaboradores (no solo los puestos directivos) sean capaces de opinar sin ser juzgados o demeritados. Escucha a tu personal y favorece la retroalimentación.
Innovar es la forma de seguir vigente en el tiempo. 
Si tu preocupación es mantener vigente a tu empresa, emprendimiento, relación, proyecto, etcétera, innovar, es el camino. Piérdele el miedo al cambio y experimenta. Ser estático, es la forma más fácil de volverse invisible y perderse en la nada. No es de sorprender las grandes empresas que han perecido en el tiempo por haberse resistido al cambio, no seas una de ellas.
El primer paso hacia la innovación, es querer hacerlo. Abre la mente y rompe los paradigmas de que no puedes, o que tu equipo no es capaz de hacerlo; aunque no lo creas, tú mismo puedes ser un intraemprendedor, o estar rodeado de ellos sin saberlo. 

Hualiz