Un plan sin objetivos es solo un sueño.
Por: Francisco Uribe (emprendedor)
“No hay nada imposible para aquél que lo intenta” escribió Alejandro Magno, famoso por sus hazañas al conquistar imperios en poco tiempo contando con una corta edad (menos de 32 años). Desde mi punto de vista el renombre de Alejandro Magno se le atribuye por comenzar una nueva era, ya que, con la conquista de varios imperios, Alejandro desarrolló oportunidades para aquellas personas estudiadas como ingenieros, intelectuales, mercaderes y soldados, comenzando con el período “Helenista” donde los roles que jugaban los gobernantes cambiaron brutalmente.
Retomando las bases que debes comenzar a pulir y tomando a Alejandro Magno como referencia, hoy quiero hablarte de un punto esencial en el principio (en realidad, en toda la vida) de tu proyecto: Establecer objetivos.
Como pudiste leer en alguno de los artículos anteriores, hemos escrito sobre la importancia de ser un project manager en todo momento. Una de las responsabilidades más cruciales de este perfil es el de establecer objetivos. Hay dos tipos de objetivos que tendrás que estar creando y desarrollando en el ciclo de vida de tu proyecto.
El primer grupo de objetivos son los de plan de acción que estarán hechos de pequeñas tareas y actividades que, al establecerles un orden, asignarles un tiempo y darles el seguimiento necesario y oportuno, te irán generando información con la cual podrás ir teniendo resultados medibles y paulatinos para saber cómo vas, tomando así, decisiones reales que ayuden a crecer a tu idea de negocios.
En la creación de este tipo de objetivos te recomiendo que siempre sean SMART:
S: Específicos. No los dejes abiertos a la interpretación. Sé concreto con la acción y resultado que deben generar.
M: Medibles. Un objetivo que no es medible, se convertirá en un dolor de cabeza en tu proyecto pues, no sabrás si se ha cumplido, o bien, cuál es su estatus para poder tomar decisiones acertadas en las siguientes etapas, tanto de planeación, como de ejecución.
A: Alcanzables. Este es una de las características más importantes y muchas veces, menos valoradas al poner objetivos, no te des tú mismo un tiro al pie; desarrolla tareas con tiempo y recursos reales para que sean posibles, ya que al poner objetivos poco realistas entorpecerá el proceso y te puede llegar a producir la sensación de desesperanza.
R: Relevantes. Tus objetivos deben generar un impacto real en tu proyecto. No trabajes gratis, recuerda que toda actividad que realizamos, la pagamos con lo mas valioso que tenemos, el tiempo. No lo desperdicies.
T: Temporalizados. En todo momento cualquier objetivo que establezcas tiene que tener una fecha de desarrollo con el fin de ir planteando tu plan de trabajo, ya que, si alguno de tus objetivos está tomando más tiempo del necesario, será más fácil que te des cuenta y tomes acciones sobre éste mismo.
Pasemos al siguiente grupo de objetivos que siempre debes tener en cuenta y, más aún, cuando comiences a tener colaboradores dentro de tu proyecto.
Considero que este grupo de objetivos es el más difícil de trabajar, ya que, olvidarlos o desestimarlos, en la mayoría de las ocasiones, puede llevar al fracaso de grandes ideas.
Considero que este grupo de objetivos es el más difícil de trabajar, ya que, olvidarlos o desestimarlos, en la mayoría de las ocasiones, puede llevar al fracaso de grandes ideas.
Por mas sencillos, delimitados y bien planificados que estén tus objetivos, siempre tendrán la intervención de factores no contemplados en la ejecución. Por lo cual debemos de aprender ser cada vez más eficientes. Explota tu experiencia pasada o conocimientos aprendidos. Administra de mejor manera tus recursos y no tengas miedo a replantear procesos. Para poder ser más eficiente, date la oportunidad de experimentar y nunca te cierres a la posibilidad de cambiar para mejorar.
Debes de tener en cuenta la rentabilidad financiera que va de la mano con la eficiencia de tus procesos. Tus objetivos en todo momento deben de apuntar a esta sostenibilidad tanto en corto como en largo plazo. Nunca olvides la importancia de las ventas. Cualquier objetivo va a costar recursos, tanto en tiempo, como en dinero, así que, decide cuáles hacer primero o cuáles no puedes posponer para crear el camino hacia tu punto de equilibrio. No te desesperes si no llega en un corto plazo, mejor ocúpate en que todos tus objetivos ayuden a lograrlo.
La importancia de no crear jornadas dementes. Recuerda que tanto tú, como tus colaboradores, tienen una vida fuera de tu proyecto. La eficiencia no está peleada con el descanso. Recuerda que una mente descansada es mucho más eficaz que una cansada. Este objetivo, plantéalo tanto en tu vida, como en las que vayas a impactar, ya sean colaboradores, trabajadores, proveedores o familia. Con esto, no quiero decir que nunca debes trabajar más de ocho horas, pero por favor, no normalices esto en tu vida. Te aconsejo desde el principio crear una cultura sana con base en trabajo y descanso adecuado.
Identifica la flexibilidad que debes de tener en tus procesos para amoldarse a los cambios u obstáculos que encuentres en tu camino al éxito. Ser paciente, pero no inerte y ser audaz, más no impulsivo, serán algunas de las decisiones que tendrás que ir tomando sobre la estrategia que estés desarrollando. El fin no debe cambiar, sin embargo, el camino a recorrer, tal vez tenga que ser diferente al planeado.
Por último, el no ser soberbio y recordar estar atento a la competencia. No se trata de obsesionarse y comenzar a cuidar más el proyecto ajeno que el propio, pero siempre ten en cuenta las acciones que deberás estar planeando para no quedarte rezagado. La competencia es lo más sano en un proyecto cuando ésta es suministrada con la cantidad adecuada.
Me despido, amigo emprendedor, con otra grande que se le atribuye a Alejando Magno: “De la realización de cada uno, depende el destino de todos”. Así que, ten en cuenta los puntos antes marcados para la elaboración y desarrollo de tus objetivos. Prepárate para el éxito porque estoy seguro que lo conseguirás.